miércoles, 2 de mayo de 2012

Una estación llamada amor.



En mi vida hay una estación llamada amor. Suele pasar de largo por los paisajes de mi imaginación, sus puertas son de maderas nobles, es difícil encontrar cerraduras, y las llaves que descansan a sus pies, son invisibles.



Nunca lamento lo vivido, echo de menos los minutos que podré vivir mañana, me asomo a ventanas imaginadas, me pierdo en perfiles que sólo yo sé dibujar.



Quisiera definirlo en cien palabras, pero no estás tú cuando recuerdo cien miradas tuyas entre sus letras, y me acostumbro a abrazarme a mí misma; siempre hay un hueco para ti, aunque el viento ya no sea capaz de posarse en tus labios, son los besos que nunca me diste, los que se pierden en aquel amanecer que me negaste.



Descanso y reposas, te niego y me recuerdas, yo vivo, tú temes la vida sin mí, y olvidas que mañana no estaré junto a ti.



Y ahora voy a verte a aquella estación llamada amor, que pasa de largo en mi imaginación.


sábado, 25 de febrero de 2012

Eran



Quise alguna vez, subir hasta la cima de tu nombre. Eran los árboles amantes de todos los caminos que me llevaban hacia ti.

No entendía de otros corazones que al rozarte, te hacían olvidarme, no sabía de huellas olvidadas y escondidas, de caricias ocultas en rincones olvidados, de miradas inalcanzables imposibles de ocultar.

Eran apasionados los recodos de tu cuerpo entre mis manos, angustiosas las esperas al no escucharte, lastimosas las primaveras llenas de ausencias no tuyas, pero sí de lo que me entregabas.

Eran tus besos las caricias que nunca comparto al despertar.

El aire sigue oliendo a tu nombre, tu perfil persigue mi realidad.

miércoles, 8 de junio de 2011

Yo




Era más que un callejón sin salida. Resultaba fácil fijarse en los detalles, ésos que pasan desapercibidos cuando un muro mata el callejón; entonces los píes no avanzan, se desdibuja el horizonte que a pesar de todo, continúa al alzar los ojos por encima del muro, la mirada es ciega ante el miedo.

Entre sus manos reposa un deseo, es tan fuerte, que trepa desde la oscuridad hacia el muro, el miedo resbala, el callejón resulta fácil de trepar, no hay obstáculos, la lucha es dulce cuando se esconde en el brillo de sus ojos.

Ahora entre el mar y las montañas de su imaginación, está él, le siente único, como colorido integrado al paisaje que está más allá del muro, ya no hay descanso, y aunque haya lágrimas, nadie se puede subir en marcha a su tren, es un viaje que hace ella sola, sin mirar atrás, con sus manos libres, hasta que él se de cuenta que debe cogerlas.

Se acordó que amar implica dejar a los demás en libertad, y entre sus manos guardó como un tesoro, el sentimiento que implica un beso robado; todo puede morir después, y todo puede resucitar en apenas unos segundos, sobre todo cuando ves el final del muro que nadie se atreve a trepar.

He visto un amanecer limpio de egoísmo con sus colores jugando entre mis dedos, veo un lienzo en blanco inacabado para dibujarte en él.

No soy nada, no soy nadie, y soy todo si sé lo que siento.